Luciano Wexell Severo
Muy buenos días a todas y a todos, a la directiva del Banco, a las autoridades, cuerpo diplomático. De verdad que es una gran satisfacción estar acá. Vengo con mucha humildad, con mucho respeto, con un sentimiento de honor muy grande por estar en Venezuela, por estar con los compañeros, en el lugar que fue hace doscientos años el embrión, la luz, el motor del proceso de emancipación, y hoy doscientos años después sigue al lado de nuestros pueblos, al lado de Cuba, sin duda, empujando, levantando la bandera de la emancipación, de la independencia, de la soberanía y de una mejor vida para nuestros pueblos.
Muchas gracias por la invitación y felicitaciones por la organización de este evento tan importante, tan crucial porque estamos viviendo un momento –en mi interpretación– que es mejor que hace un año atrás, eso es importante pensar, eso se debe sobre todo a la vuelta que se dio en Argentina.
Yo vengo de una universidad pública brasilera que se llama UNILA, Universidad Federal de la Integración Latinoamericana, esa universidad fue creada en 2010 por el presidente Lula y tiene como rol fundamental, eso está escrito en sus documentos de fundación, ser uno de los brazos académicos de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, la CELAC.
La universidad hoy tiene 5.300 estudiantes de más de 20 países de Nuestra América y el Caribe. Es una universidad bilingüe. Ahí se habla portugués y español, además del guaraní, del quechua, del aimara, del creole de Haití, pero es una universidad que trabaja con portugués y español. Tenemos 29 carreras: medicina, ingeniería, además de todo, economía, relaciones internacionales, ciencia política; 12 programas de maestría con más de 500 estudiantes haciendo maestrías, estudiantes también de los países de la región. Hoy un 35% de todos los estudiantes son latinoamericanos no brasileros. Lo que transforma a la universidad en un centro de pensamiento latinoamericano, de pensamiento emancipador e integracionista.
Les comento que adentro de esa universidad se creó un Observatorio de la Integración Económica, hace unos cinco años y venimos trabajando con la idea de integración económica en cuatro frentes: la integración del comercio, la integración de infraestructura, la integración financiera y la integración productiva. En ese observatorio tenemos 9 profesores y unos 30 estudiantes que en este momento están haciendo investigaciones sobre esos temas. El Observatorio ha buscado hacer relación, contacto y puente con universidades de Argentina, de Uruguay, de Paraguay, de Ecuador. Por eso es tan importante que estemos acá, con la perspectiva no solo de traer algo, traer también, pero de llevarnos algo, de bajar a la tierra. Las universidades tienen un gran problema que es que son tradicionalmente oligárquicas y se trataba ahí adentro en una bola de humo muy despegada de la gente, del pueblo, de los problemas reales, entonces, necesitamos un cable que nos ate a la tierra, que nos prenda, que nos demande, que nos use. Hay un observatorio ahí con esa finalidad.
Y les comento que hace cinco años se crea una cátedra, una disciplina le llamamos, que tiene 68 horas son 17 clases de 4 horas, durante 17 semanas, y venimos en promedio con 35 estudiantes desde 2014, con la perspectiva crítica, con la perspectiva de interpretar los procesos de integración de desde nuestros pueblos, con la perspectiva emancipatoria y no una perspectiva de los países centrales.
Ahí identificamos tres grandes problemas, que serían el epicentro de los obstáculos que tenemos en los procesos de integración regional.
El primero es, esencialmente, la ausencia o la carencia, o la debilidad de los mecanismos regionales de financiamiento. Nosotros estamos atados en ese sentido. Y por eso es tan vibrante, impulsa tanto la idea del Banco del Alba, ya volveremos a hablar después. Entonces, la primera carencia, el primer obstáculo inmenso es la debilidad de los instrumentos regionales de financiamiento.
El segundo problema estructural que tienen nuestros países es la carencia, o debilidad también, de una infraestructura física de conexión. Si ustedes se tomaran un carro o un ómnibus para irse a Brasilia o para irse a Buenos Aires, ustedes verán cómo es débil o cómo es frágil nuestra infraestructura, de los puertos, de los ferrocarriles, de los acueductos, de las hidrovías, de los gasoductos. Y tenemos tremenda capacidad para el impulso a esa conexión interna de nuestro continente. Y tenemos la necesidad de eso. El centro de Brasil, les pongo como ejemplo, el centro de Brasil hoy compra y vende mucho de China –igual que todos nuestros países–, y esto se hace por los puertos del Atlántico de Brasil, por Santos, por Paraná, por Río de Janeiro. Cuando eso todo pudiera y debería transitar por adentro del territorio, con distancias menores con costos logísticos mucho menores, fletes, transportes. Entonces, en el Observatorio estamos pensando en esos temas, financiamiento, infraestructura.
Y un tercer problema estructural que identificamos es que nuestros países se insertan en la división internacional del trabajo –hace casi doscientos años ya– como suministradores de insumos básicos y productos primarios para las grandes cadenas globales de valor. Es decir, nosotros estamos ubicados muy al inicio de las cadenas de valor, con insumos y productos básicos que sufren de gran oscilación de precios. Gozamos mucho cuando viene un boom de las commodities pero después estamos rehenes de una situación como la actual de baja de los precios internacionales, y la ausencia de la interdependencia económica, de complementación económica. Porque no hay infraestructura, no hay mecanismos de financiamiento y nosotros estamos especializados, muchas veces, en los mismos productos y disputamos mercados internacionales entre nosotros.
Entonces, a partir de esa perspectiva, de la identificación de esas debilidades fundamentales, dividimos el trabajo del Observatorio en las cuatro líneas que les comentaba antes: comercio, producción, infraestructura y financiamiento. Sin establecer un orden de prioridad, pero yo creo, y además porque estamos en la actividad de un Banco, y esto es importante decirlo, el tema del financiamiento puede ser el principal. Si no hay financiamiento para el comercio, para la infraestructura, no hay comercio, no hay infraestructura, no hay integración productiva. Y ahí está el tema de las inversiones internacionales de nuestros países dentro de la región.
Entonces, yo les quiero presentar, de manera general por el tiempo que tenemos, la estructura de la cátedra que organizamos. En este momento trabajamos con seis módulos. El primer módulo habla sobre la historia reciente de los procesos de integración de América Latina, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, a partir de los esfuerzos del presidente Perón en Argentina, del presidente Getulio Vargas en Brasil, de retomar el pacto ABC, de inicio del siglo, de crear el Pacto Austral, los Acuerdos de Complementación Económica que el gobierno argentino empujó con los vecinos, allá en los años ‘40 para los ‘50. Y venimos trabando las instituciones, la creación de la CEPAL, del BID, del Pacto Andino, de ALADI, el Mercosur. Es decir, contextualizando, porque nuestros estudiantes serán, dentro de poco tiempo, profesionales que volverán a sus países para trabajar sobre todo en instituciones y organismos públicos, para procesos de integración. Entonces, ese joven, ese estudiante debe estar capacitado. Trabajamos con estudiantes de economía, relaciones internacionales y geografía, y algunos de ingeniería, que se acercan por el tema de la infraestructura.
El segundo módulo es el tema de la integración física. Hay un abordaje de análisis crítico a lo que fue la iniciativa de Integración de Infraestructura Regional Sudamericana, la IIRSA, de los años 2000. Después reformulada por Unasur, por el Cosiplan, el Consejo Suramericano de Infraestructura y Planificación. Hoy en día son 562 proyectos de infraestructura física, divididos en 10 Ejes de Integración y Desarrollo, sumando casi 200 mil millones de dólares de financiamiento que están divididos entre varias instituciones, incluso mucho dinero de tesoros públicos nacionales que financian esos proyectos. Además, sin duda, de bancos de Japón, de Alemania, de China y de la CAF. Así que hay un análisis crítico de ese proceso de integración de infraestructura.
Pero lo que quiero sugerir es que están completamente interconectada esas cuatro áreas de integración productiva, comercial, infraestructura y financiera. No hay como desconectarlas, sobre todo si se piensa un proyecto emancipatorio.
El tercer módulo que venimos trabajando es la integración del comercio. Hay un mapeo, que es un cruce, una matriz, del comercio de todos los países de la región entre sí, pero por sector económico. Podemos ver eso por fertilizantes, podemos ver eso por alimentos, por productos químicos. Es decir, nosotros necesitamos hacer lo que el FMI hace, lo que OCDE hace, lo que el Banco Mundial hace, lo que la CEPAL hace. Nosotros necesitamos tener un mapa de sectores, con una matriz de complementación comercial, qué vendemos, qué compramos, a quién le vendemos, a quién le compramos. Brasil es el segundo mayor productor de alimentos del planeta y el mayor importador de fertilizantes del planeta. Y la mitad de los fertilizantes que usa los importa, vienen de afuera, ¿y de dónde vienen, de Marruecos, de Bielorrusia o de Ucrania. ¿Y por qué no viene de Perú?, ¿por qué no viene de Chile?, ¿por qué no viene de Venezuela? Entonces, ese tipo de provocaciones surgen en el momento en que uno hace las matrices de complementación comercial, que sería ese tercer punto.
El cuarto módulo de la cátedra es, justamente, la integración financiera, con un análisis muy crítico a la estructura o la arquitectura financiera internacional que existe desde el fin de la Segunda Guerra Mundial por creación de los Estados Unidos, para garantizar su hegemonía en el sistema internacional en el marco de la Guerra Fría. Es decir, el patrón dólar-oro, y ahí me aprovecho totalmente del mapa y del cuadro que trajo Lucas Castiglioni, con esa línea de tiempo, porque esa es la gran discusión. Los momentos de explosión creativa, de interpretación de la arquitectura mundial.
El 44-45, con la creación de Bretton Woods y sus instituciones para la dominación y la hegemonía del sistema por los Estados Unidos: el patrón dólar-oro, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, con esas tres piernas. Después hay un quiebre en esa parte histórica de la arquitectura financiera mundial, en los años ‘70 con la llamada crisis del dólar. ¡La crisis del imperio americano, la crisis de la hegemonía americana! Hay montañas de libros que decían que ahora se viene abajo el imperio porque perdió en Vietnam, se creó la OPEP, se formaron los países No Alineados, está John Lennon cantando, Woodstock… Entonces, hay una cantidad de movimientos mundiales que sugieren el fin del imperio americano, incluso, el fin de Bretton Woods, decretado en 1971 por el presidente Richard Nixon que termina la regla 1 de Bretton Woods que era la libre convertibilidad del dólar con el oro. Y en el ‘73 termina la paridad entre las monedas. Ese fue el fin de Bretton Woods y eso fue interpretado por algunos, por más raro que parezca, como una debilidad de Estados Unidos, pero a partir de eso lo que crea Estados Unidos es un patrón dólar-dólar, que no tienen vinculación ni con el oro ni con absolutamente nada.
Hay un momento de corte grande en el ‘79, cuando ya el Federal Reserve de Estados Unidos aumenta la tasa de interés y crea la situación de crisis de la deuda externa en América Latina, que todos sufrimos, incluso en Venezuela. Todos nos habíamos endeudado con dólares baratos y tasas de interés bajas, en los ‘70. Y en los ‘80 con la tasa de interés alta y el dólar sobrevalorado. Lo que se llamó la diplomacia del dólar fuerte, a partir de los ‘80, Reagan. Y ahí el papel de policía del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para cobrar esas deudas. Políticas impuestas de ajuste, de adaptación de nuestras economías a una gimnasia u operaciones plásticas para pagar. Y vino el Plan Baker, el Plan Brady, el Consenso de Washington, el giro del ‘89 y ‘90, en un momento terrible, que fue el fin de la bipolaridad, termina la Unión Soviética y Estados Unidos juega solo. Y la reestructuración de nuestra deuda, pese que muchos habían propuesto que la hiciéramos en conjunto, unidos, la hicimos separadamente, y adoptamos políticas de apertura económica, de apertura comercial, de apertura de la cuenta de capitales, que como se ha presentado antes, explota con la crisis de fines de los ‘90, empezando por Asia, los tigres asiáticos, Rusia, México, Brasil, Argentina, Uruguay, una avalancha de crisis, que son crisis de apertura económica, estábamos tan abiertos, que nuestro grado de resistencia a los choques internacionales se derrumbó por el piso, y sentimos cualquier problema del sistema internacional, lo internalizamos. Y vino la crisis.
Y qué es el progresismo si no una respuesta a esas crisis. El progresismo sería una conjunción de dos factores. El primer factor es esa crisis de apertura, que viene desde el endeudamiento de los ‘70, la explosión de la crisis de la deuda de los ‘80, la renegociación con una pistola en la cabeza –del Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Consenso de Washington– en los ’90, de ahí emergen los gobiernos progresistas. Y el segundo factor , son los precios internacionales de los productos que nosotros exportamos –el petróleo, la soja, la carne, el cobre, el níquel– que explotan para arriba. Y surfeamos en esa ola. Y pudimos sugerir, proponer, plantear una nueva arquitectura financiera regional a partir de mediados o fines de los años 2000.
Si yo les comento que el impacto del ALBA es mucho más grande que lo que se siente acá. Es mucho más que Misión Milagro, es mucho más que grannacionales, mucho más que Banco del Alba o que el SUCRE, que el desahogo de muchos países que no tienen dólares. El impacto del ALBA, entre otras cosas, fue empujar a Lula y a Kirchner para que propusieran un nuevo Mercosur, que el Mercosur no fuera solo comercial, que hubiera un Mercosur social, que hubiera un sistema de monedas locales del Mercosur, que hubiera un Fondo de Compensación Estructural del Mercosur. Todo eso ocurrió después de que ustedes propusieran acá el ALBA. Entonces, el ALBA no es solo lo que ustedes ven, es también lo que ustedes ven de lejos, que es lo que pasó allá y esos grandes avances de esa nueva arquitectura que hubo.
Ahí, dentro del estudio de la arquitectura financiera, trabajamos con mecanismos de corto plazo, mecanismos de largo plazo y con la idea de cooperación macroeconómica. Los instrumentos de corto plazo, sobre todo el FLAR, el Fondo Latinoamericano de Reservas, del que Brasil y Argentina no forman parte. Las dos grandes economías, por lo menos del Sur, con excepción de México, no forman parte del Fondo Latinoamericano de Reservas, entonces, qué Fondo Latinoamericano de Reservas… Podríamos hablar de manera muy larga de cada uno de estos instrumentos. Después están los mecanismos de facilitación del comercio, como el Convenio de Créditos Recíprocos (CCR) de ALADI, hay análisis del Convenio ALADI. ¿Ustedes nunca se preguntaron, si todos nuestros países hiciéramos comercio solamente vía convenio de crédito de pago recíproco de Aladi, qué pasaría? Hicimos el ejercicio. Ecuador pagaría con dólares solamente el 4% de todo lo que compra, lo demás sería compensado. Se piensa, después en el SUCRE, el Sistema Único de Compensación Regional de Pagos, en el marco del ALBA, que tiene sus particularidades, y pudiera extenderme. El Sistema de Monedas Locales (SML) del Mercosur, la misma cosa. Entonces, son intentos, esfuerzos que hay que coordinarlos.
En el marco del largo plazo hay que hacer un análisis crítico del BID, de la CAF. La CAF, eso quisiera hablarlo aquí, porque estamos aquí, en el Banco del Alba… Raúl Li Causi, una gran satisfacción estar acá, un placer tremendo, que no quiero perder esta oportunidad de decir: ¡La CAF cambió de nombre! En el medio de la discusión de la creación del Banco del Sur. Porque la CAF era la Corporación Andina de Fomento, desde los años ‘60 y cambia de nombre, pasa a ser Banco de Desarrollo de América Latina, ¿para qué? Entonces eso es política, no es solo economía, es economía política, es geopolítica. Y después el papel del BNDES, trabajamos, el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil, un gran banco del planeta, financia una cantidad de proyectos de integración regional, también, incluso acá, puente, Metro; el Banco del Sur, toda la discusión; el papel del Banco del Alba; el FOCEM, el Fondo del Mercosur; el Fonplata, que poco se nombra, el Fondo para el Desarrollo de los Países de la Cuenca del Plata, que tiene la sede en Santa Cruz de la Serra.
Y, finalizando, hay un análisis de la complementación productiva entre los países. Es decir, hay muy poca complementación productiva en la región. Y sobre todo es en la industria automovilística, entre Brasil y Argentina. Entonces, es posible hacer un mapa también del flujo de inversiones extranjeras directas de nuestros países en nuestros países.
El último módulo es, justamente, cuando nuestros estudiantes, que vienen de más de 20 países, aplican lo que vieron a su país. Piensan cuál es el impacto de la CAF en mi país, cuál es el impacto del BID en mi país. Entonces, nosotros tenemos ahí, hoy día más de 150 estudiantes que pasaron por la cátedra, algunos ya volvieron a sus países, uno es concejal, otro es alcalde en Perú. Es decir, son contribuciones…
Esto no está listo, son contribuciones. Esto está para hacer… se hablaba mucho de la versión mártir… Esta es una versión mártir, hay que hacer algo y luego cambiarlo, ser mejorada… Estamos a la orden, queremos ponernos a disposición. Somos funcionarios públicos con dedicación exclusiva, no tenemos otra fuente de recursos y no queremos tenerla. El único objetivo nuestro es aportar. Porque creemos en el proyecto de integración. Somos martianos, somos bolivarianos, somos sanmartinianos. Y más, acá puedo decirlo, somos chavistas, somos fidelistas. Nosotros estamos en eso. Pero somos técnicos, se nos dice técnicos, entonces, queremos dar aportes, humildemente, aportes técnicos para la toma de decisiones políticas, que es de ustedes. Ustedes son los tomadores de decisiones.
Me faltó una cantidad de cosas para decir. Les agradezco, pido disculpas por mi español salvaje, está mejorando. Y muchas, gracias de verdad, un honor estar acá.
Patricia Villegas: Muchas gracias a usted por sus emocionadas palabras, porque además nos hacen pensar en cómo son esas clases en la Universidad, de economistas y técnicos, que aprenden el verdadero significado de palabras como solidaridad, complementariedad, cooperación. Y que entienden de manera definitiva que los números pueden ser gente.